Para los habituales, ayer falté a esta mi cita diaria. Fue por un motivo triste, el mismo que hace que este post de hoy sea totalmente personal y raro en mí.
Ayer, por la mañana, a eso de las 10.30, recibí una llamada de mi hija Beatriz, que iba para Sevilla para impartir su clase en BBAA. Su voz era mínima, lloraba y me dijo me llamaba desde dentro del tren que había descarrilado pasado el Arahal. Después…, se cortó la llamada.
Dejo a vuestra imaginación lo que nos entró a su madre y a mí. Contactamos con mi yerno y los tres salimos disparados hacia allá, más tarde, se unió mi hijo Álvaro en otro coche a la búsqueda.
Mientras íbamos de camino, los tres, mi yerno con el manos libres, María y yo, estuvimos llamando a todos los sitios imaginables; Adif, Urgencias, 062, Emergencias, Guardia Civil de Arahal, que no contestaba, Guardia Civil de Sevilla que tenía conectado un fax, etc. y a todos los hospitales de la zona. Y nada, nadie sabía nada, lo más, nos remitían a dos números, el 900 230230, que cuando llamabas era de una empresa privada en Las Palmas de Gran Canaria, y al 912 320320, que decían era de Adif, donde te ponían una musiquita, un aviso de que esperaras dos minutos, y tras esos dos minutos, se cortaba la comunicación. Estos dos números siguieron dándolos incluso cuando les avisabas de lo que pasaba con ellos. Mientras, Álvaro, buscaba por la zona, y el resto de la familia desde casa, intentaba comunicar también por teléfono.
Llegamos a la estación de el Arahal, y el pobre Jefe de Estación (es un apeadero mínimo) no tenía ni idea, nadie le informaba ni sabía de ningún plan de evacuación. “Había oído”, que mandaban otro tren, que montaron a algunos pasajeros pero que después ese tren no pudo circular ¿?
Os ahorro un discurso pormenorizado sobre el día completo. Nadie, ni de Adif, ni de la Junta, ni de la madre que los parió hizo nada por contactarnos. Tuvimos la suerte, que un ángel de la guarda, en forma de otro pasajero, ileso, se encargó de, a través del teléfono de mi hija, poder contestar a nuestras llamadas y decirnos que estaba viva aunque herida y que nadie sabía nada de adonde los iban a llevar. Sedada, tumbada en una camilla en medio del campo, y con dolores. Después nos contó que pudo salir arrastrándose del tren por sus medios, y que allí alguien la atendió y le puso calmantes, a los que aún sigue enchufada.
Os ahorro todo el proceso, sólo deciros, que estuvimos todo el día de búsqueda. En esa camilla, Beatriz pasó horas en medio del campo, con la ayuda moral de su ángel de la guarda, al que en el nerviosismo de aquellos momentos olvidé pedir nombre y número de teléfono para agradecerle sus desvelos y ayuda. Para resumir, tras muchas investigaciones, llamadas, idas y venidas, y desvíos, al final nos enteramos que la llevaban al Hospital. Llegamos a la puerta del Hospital Valme de Dos Hermanas, donde nos dijo nuestro comunicante que “le parecía” que la iban a llevar. Esperamos, y llegó… a las cuatro menos veinte, en camilla, sedada, llorosa y con un ataque de nervios de desesperación, acompañada solo por su ángel de la guarda, y sin nadie de Adif que la ayudara con los trámites de ingreso. Tuvimos que hacer cola para que ingresara. Haced la cuenta; desde las 10.20 hasta las 15.40 para recorrer unos 30 kms.
Al final, revisión de urgencias, más pastillas y a la calle, tras lo que nos la trajimos a casa donde sigue en cama.
Hoy, en las radios y teles, me entero, que “todos los heridos están bien”, cosa que no sé cómo pueden saber porque nadie nos ha preguntado, ni nadie paso por el Valme para saber algo. Eso sí, doña Susana está aprovechando esto para enzarzarse con el ministro del ramo, pero sin mencionar para nada a los pasajeros ni a su inexistente plan de emergencia.
Ahora, no queda sufrir para saber que hay que hacer, no sólo en los asuntos médicos, tambien para recuperar el ordenador y su maleta con toda la información docente que llevada en ambas. Si Adif es lo mismo de diligente para esto, lo llevamos claro.
Siento que esto haya sido largo, pero este blog es mi único Muro de las Lamentaciones ante tanto inútil insensible y tanta burocracia inútil. Mañana espero estar más lúcido y tranquilo.
Hasta mañana. Pepeprado