Liados con nuestras cosas casi nos hemos olvidado del dichoso Brexit, y este, ha llegado. El 31 de enero, es decir, mañana, “se produce la salida del Reino Unido de la UE”. Nos hemos tirado tres años y medio hablando del tema, desde aquel dichoso referéndum del 2016, y ahora casi ni nos enteramos. Don Boris está que se sale. Nos queda por ver qué pasa con esto.
De nuestros líos, mientras el Tal todavía no sabe qué hacer con la cita con el aTORRAnte, (seguramente espera a que don Iván le diga lo que tiene que hacer), el Tribunal Supremo le pone otro lio sobre la mesa; “confirma la condena a los líderes del ‘procés’”. Hablando de don Iván, este se ha montado una especie de gobierno paralelo para sus “arreglillos” y ha colocado sus peones en todos los ministerios, naturalmente todos cobrando una pastizara (empezando por él).
Lo que no se sabe aun, es cuál de los ahora tres gobiernos, (el del Tal, el de don Pablo o el de don Iván), autorizó la represión y los pelotazos de goma (prohibido usarlos en los disturbios catalanes) que se vio ayer en las teles sobre los agricultores de Don Benito, Badajoz. Para “proteger” a uno de los muchos ministros, la policía dio palos como nunca se han dado en, por ejemplo, Cataluña. Ahí se aclaró la diferente vara de medir de estos “gobernantes”. Para más inri, los agricultores están cargados de razón, no les pagan sus productos y les suben los precios para producirlos. En esto, todos somos cómplices cuando en los supermercados y mercados, compramos fruta de Sudáfrica, Brasil u otros países, mientras despreciamos nuestros productos. Por favor, miremos las etiquetas. Ya puestos en Andalucía, el Gobierno de la Junta dice que se pone del lado de los trabajadores del campo. Bien, que lo demuestre.
Se nos avecina otro hito judicial. Al Tribunal Supremo se le acaba el tiempo para “revisar” las sentencias sobre los EREs. La Audiencia de Sevilla ha llamado a los 19 ex altos cargos de la Junta condenados, para que den la cara en la Sala Segunda del Tribunal Supremo y así defiendan sus recursos. ¿A que los perdonan por haber sido buenos estas navidades?
Aquí vale casi todo, así en Sevilla, un condenado por violación, que ya estaba en la calle, “abusa de una mujer tras secuestrarla en su casa”. Y no pasa nada, eso sí, si fuera un agricultor la cosa cambiaba, por lo menos le daban unos pocos palos.
Cerca nuestra, en Ceuta, sí que estuvieron a punto de liarse a palos en el Pleno de la Asamblea. Tuvieron que suspender el pleno porque la cosa se puso calentita con insultos y amenazas entre los diputados. ¡Qué bonito! Naturalmente como uno de los contendientes era de Vox, lo pusieron en todas las teles, para que el señor Évole disfrute.
Otros que lo están pasando mal, y la ministra encima los cabrea más regañándoles, son los habitantes de Campanillas que se quejan de que nadie les hace caso. Ahora, gracias a sus quejas, se despierta una ola de solidaridad… entre la gente de a pie, del Gobierno ni flores.
Una noticia curiosa; “El autobús urbano será gratuito para menores, jubilados y estudiantes hasta 25 años en Rincón de la Victoria”. O sea, vuelven a pagar “sólo” los currantes. Aquí, currar es un castigo y ser currante es ser sospechoso de casi todo.
En Málaga capital, han ingresado a un paciente sospechoso de tener el coronavirus. Ha dado positivo en gripe B y le están haciendo más pruebas, pero con el pánico que hay con la gripe china, ahora, como estornudes dos veces seguida en público, ya te aíslan. Esperemos sea una falsa alarma y menos mal que los artistas del régimen ya se han ido, porque si llegan a estar todavía aquí, nos ponen en cuarentena a todos “para protegerlos”.
Para el final, me gusta dejar alguna noticia llamativa, y en este caso es resplandeciente. Nuestra flamante Ministra de Igualdades (porque hay varias igualdades, según a que tribu pertenezcas) doña Irene Montero, ministra por consorte, nos ha obsequiado con un nuevo término para adornar nuestro lenguaje y hacer méritos para le hagan un huequecito en la RAE, por ejemplo, el sillón de Presidente. La despampanante invención de doña Irene; “la palabra… «Adultocéntrica»”. Tremendamente descriptiva, polisémica y multifunción, lo mismo puede valernos para un roto que para un descosido. Gracias por ilustrarnos, señora Ministra.
Hasta mañana, Pepeprado