Viernes y momentáneamente de vuelta. Esta semana está siendo bastante anómala, o más bien, dispersa. No ando al cien por cien de forma, por lo que apenas salgo a ver cosas, y además, como prometí en mi último post, aclaro el porqué de mis tardanzas y faltas; anteayer mi familia fue bendecida con un nuevo miembro. Soy el feliz abuelo de un tercer nieto, esta vez varón, que se suma a mis dos secuestradoras de mi pensamiento. Así, hemos estado algo ocupados y y dejé de lado el tecleo diario.
Ahora cuando me he puesto, he visto que hay pocas cosas que comentar. Si acaso que se ha muerto Cruyff, un genio del futbol, y una persona, digámoslo finamente, conflictiva. Descansemos en paz, nosotros y él.
Hoy, nos enteramos que al tal Salah Abdeslam, le dio yúyu inmolarse. Para él, matar gente está bien, pero lo de irse con las huríes del paraíso puede esperar. Ni siquiera le queda esa triste honra del sacrificio personal.
Por su parte, ahora a los belgas les ha entrado de pronto el ardor guerrero y van, incluso, a mandar aviones a bombardear al IS. Cómo se decía por aquí; “a buenas horas mangas verdes”.
Lo que sí es enternecedor, es enterarnos de esto; “Jordi Pujol hijo invirtió en una empresa de tortitas”. Pobrecito, que bueno es.
De Málaga, como todo el mundo habla de procesiones, yo también, pero menos.
La foto incluida, aunque lo parezca, no es de los refugiados pidiendo algo de comer. Es el amado pueblo necesitado de romero, que se abalanza sobre el camión de la Esperanza para esquilmar esas ramitas qué, supuestamente, debían ser para que las pisara la Señora. Es inútil decir que en el suelo no quedó ni un rabito verde. No aprendemos. Este tipo de cosas son las que sirven para que nos ataquen desde fuera, pero por lo visto, por todo lo que sea gratis, la gente mata
Lo dejo, ando atrasado, a ver si aprovecho el viernes.
Hasta el lunes. Pepeprado