En un tris

Hoy la trumpada se ha producido en Madrid, esta vez no ha tenido la culpa el Rubio, sino las de Femen, que en su natural deseo de despelotarse a las primeras de cambio, lo hicieron en el Museo de Cera de Madrid cuando ponían la imagen del yanqui.  

Antes de pasar a las matanzas nuestras de cada día, hablaré de eso de estar en un tris.

Nos cuentan estamos de avanzados que ni nos lo creemos, que todo está controlado, automatizado y  verificado, pero nasty de plasty. Cuento mi experiencia; Ando con Internet regular, inestable y cuando hay que bajarse algo tarda tela. Intenté eso que ahora es la panacea, la fibra óptica, que todo lo puede. En mi suministrador, me dijeron que a mi zona no llegaba, lo que me pareció raro, pero hoy, por casualidad, me he enterado de la verdad de la buena. Por lo visto, llegaron por calle Santa Marina cableando, lo hicieron, pero un vecino de la calle, del que no voy a decir el nombre, decidió qué por su fachada no pasaba ningún cable, y… simplemente lo cortó y chin pum. Con esto, de ahí para abajo, todos sin fibra, así que mucha tecnología y muchas leches, pero un tío con tijera nos deja a todos a oscuras. Viva la tecnología y la libertad total.

Algo parecido le ocurrió a un chino en Australia, que tropezó con la tecnología. A este señor, estudiante de ingeniería aeroespacial en Nueva Zelanda,  no le renovaban el pasaporte porqué… la máquina de fotos no le reconocía y decía que tenía los ojos cerrados. Hay más pero con dos botones, ya se ve que digan lo que digan, estamos en un tris de irnos al carajo con tanta dependencia de la alta tecnología.

De lo usual, que el tal Bárcenas niega ser ‘Luis, el cabrón’, aunque nunca ha negado que sea Luis el desfalcador.

De las matanzas, hoy una que da verdadera pena, la de hombre de 78 años, que mató a su mujer con alzhéimer, de pura pena. Después, tras aclarar que lo hizo por compasión, se suicidó para no vivir sin ella. Una pena total. Pero una pena fácil de comprender.

Increíble sin embargo otro muerto. Hoy la cosa va de chinos, y uno de ellos, en un restaurante de Madrid, mató a su compañero de cocina… “por una discusión sobre cómo preparar las berenjenas”. A eso se le llama orgullo laboral.

Ahora, algo previsto y recurrente, las fiestas del tal Miguel Ángel Flores. Este, por lo vistió no se conforma con las niñas muertas en Madrid y sigue organizando fiestas, presuntamente sin licencia y con excesos en el aforo. En una de ellas, en la discoteca Lab, hubo problemas, se volvió a dar una avalancha en una fiesta gay organizada por este personaje. Pero por lo visto, lo importante en estos casos es buscarle las cosquillas a un concejal o aun jefe de policía local, pero a él, el principal beneficiado y organizador, se le deja que haga lo que le dé la gana. Encima, los jóvenes siguen llenándole las salas para morir en loor de multitud.

En Málaga, como en el resto de España, ya dedicados en cuerpo y alma a irse a Fitur a trabajar duramente por nosotros. También, otro asunto que también tiene bula municipal; “Estudian otorgar otro aplazamiento de la deuda a la promotora del hotel de Moneo”. Pide tú un aplazamiento para pagar algo al Ayuntamiento, a ver qué pasa.

Hasta mañana.      Pepeprado

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